ACTUALIDAD
10 de noviembre de 2022
BRASIL ; ( por el profesor Carlos Santiago)
El 30 de Octubre tuvo lugar una importante batalla electoral en Brasil donde Luiz Inacio “Lula” da Silva se impuso por estrecho margen sobre Jair Bolsonaro.
En principio, ese triunfo del líder del PT le permitió a Brasil y a todo Latinoamérica librarse de un siniestro personaje que representó como presidente los intereses de los sectores dominantes de su país. De esta manera Brasil se suma al conjunto de gobiernos progresistas del continente que, con distintas características y matices luchan por mejorar las condiciones de vida de sus pueblos, en la región más desigual del planeta. Básicamente Lula se comprometió a reanudar el crecimiento económico con justicia social y económica. En política exterior anuncia retomar la integración regional, en el Mercosur, volver al diálogo con los Brics, con los países de africanos, la Unión Europea y EE.UU. Romper el aislamiento será la tarea, afirmó. Conviene subrayar que la elección de Brasil no ha sido una elección más. Por un lado porque se trata del país más grande de la región, con una producción de alimentos y una industria que, a pesar del retroceso que sufrió con Bolsonaro, sigue siendo muy importante. Pero además porque se elegía entre dos modelos bien distintos. Bolsonaro representó el país del odio, la mentira, la intolerancia, el desempleo, el hambre, las armas y la muerte, el machismo, el racismo y la destrucción de la Amazonia. En cambio, Lula representa el país de la esperanza, el respeto, el salario digno, las oportunidades para todos, la salud, la educación, el cuidado del medio ambiente y el respeto a la mujer, los negros y los pueblos originarios. La comida para todos los brasileños y el compromiso inquebrantable con la democracia. Sin embargo, el ajustado triunfo electoral nos indica que Lula tendrá que enfrentar grandes desafíos. Enfrente lo espera una oposición muy poderosa en el Congreso y en grandes sectores de la población. Los cortes de carretera a dos días de la elección, son una prueba de ello, lo mismo que los manifestantes golpeando las puertas de los cuarteles pidiendo un golpe de estado. Es por eso que para poner en marcha su política redistributiva, Lula va a encontrar fuertes oposiciones en una derecha fanatizada y dueña de una importante base de apoyo popular. Para concretar tamañas tareas, el presidente electo y su gobierno deberá instrumentar amplias alianzas políticas y lograr apoyo popular masivo para contrarrestar la desfavorable correlación de fuerzas. Así entonces, el triunfo electoral logrado es una muy buena noticia para los brasileños, y para todos los pueblos de la región. Pero está claro que se trata del inicio de un camino lleno de asechanzas y escollos. La carta de triunfo va a depender en gran medida, de la habilidad política de Lula y el respaldo que le brinde el pueblo movilizado.
Prof. Carlos R. Santiago
Seguinos
05492214383868