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Hoy es Sábado 21 de Diciembre de 2024 y son las 12:46 - 2 DE ABRIL A 41 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS HOY MAS QUE NUNCA DECIMOS...LAS MALVINAS FUERON,SON Y SERAN ARGENTINAS...BASTA DE COLONIALISMO EN ESTE SIGLO XXI...

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10 de abril de 2023

MUNDO:EL OCASO DEL IMPERIO (Por el Prof. Carlos Santiago)

Pareciera que Occidente y EE.UU. en particular, no se percataran que el mundo unipolar cede su lugar al multilateralismo.

En ese contexto, América Latina no es una excepción, ya que el otrora “patio trasero “de los gobiernos norteamericanos está siendo frecuentado por la presencia de países como Rusia, China e Irán, quienes en los últimos años han incrementado sus relaciones políticas, económicas y militares con países de la región. En la reciente cumbre de los presidentes Vladimir Putin y XI Jimping expresaron con certeza que un nuevo orden internacional multipolar está en marcha. El acuerdo entre ambas naciones va más allá de sus relaciones bilaterales. Los documentos muestran alternativas para un mundo "más pacífico, armónico y con un desarrollo global más equitativo”, en las que están dispuestos a sumar al resto de las naciones del mundo. Días pasados, Brasil y China firmaron acuerdos comerciales pagaderos en moneda nacional, tal como huy lo hacen Rusia, Irán, India y China. El retroceso en el uso del dólar también expone claramente la pérdida de influencia de EE.UU-.Está claro que la disputa de fondo entre esas potencias está fundamentalmente movida por la lucha de los recursos naturales: el litio, el agua, el petróleo, las tierras raras, los alimentos y hasta la propia Amazonia. Además, nuestros países encuentran en China y Rusia facilidades para obras de infraestructura, acuerdos comerciales más simétricos y convenientes que con EE.UU., siempre tan dispuestos a arrebatar recursos que no les son propios a cambio de nada. Por eso no nos sorprende el trabajo de desestabilización que opera el gobierno norteamericano a través del FMI, buena parte del poder Judicial y de las grandes empresas trasnacionales. Como se ha visto últimamente en Bolivia y Perú, sin olvidar la intentona frustrada de Bolsonaro en Brasil, utilizando también el viejo método de la intervención militar. Por estas y otras razones no sorprendieron --- que entre otros funcionarios estadounidenses --- el congresista republicano Carlos Giménez expresara sin tapujos que “Durante demasiado tiempo hemos ignorado nuestro propio patio trasero y hemos permitido que Rusia, China e Irán, adversarios de EE.UU. hagan grandes incursiones en nuestra región”. Es más, la Comandante del Comando Sur, de los EE.UU. el General Laura Richardson pidió a los gobiernos latinoamericanos que entreguen las armas de fabricación rusa a Ucrania, ofreciendo al mismo tiempo equipos estadounidenses a cambio de un precio mayor y estableciendo de esta manera, un grado de dependencia militar inocultable. Si lo expresado hasta aquí no bastara para evidenciar el ocaso del imperio, una serie de datos del país del norte son más que elocuentes. Según analistas progresistas del propio EE.UU. aseguran que su país atraviesa fenómenos de alta concentración de ingresos, acompañada del empobrecimiento de grandes masas de trabajadores. Xenofobia, racismo, individualismo y violencia que empujan a la población norteamericana a la drogadicción, causando la muerte de unos 100.000 adictos al opio anuales. Un millón de personas sin techo, mientras que miles de personas se vuelcan al alcoholismo y crecen las muertes entre civiles a causa del aumento progresivo de las armas de fuego. Pero además, a diferencia de otros países desarrollados, en EE.UU. la expectativa de vida ha retrocedido de manera alarmante. En este cuadro de situación mundial y regional, en el que la democracia del norte pierde posiciones, crecen las esperanzas para los pueblos latinoamericanos de desembarazarse de las ataduras de la dependencia del gigante imperialista con las que nos ha sometido durante décadas. Todo parece indicar, que como desde hace ya bastante tiempo, la disyuntiva de la hora sigue siendo ¡Patria sí, Colonia no!!!... 

Prof. Carlos R. Santiago

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